Yo no tuve superhéroe
I.
Ella tuvo la culpa de que a los seis años yo me subiera al respaldo del sillón, imaginara que la alfombra era el mar, saltara de cabeza al piso y me quebrara la clavícula izquierda. Tuve que estar como un mes con el yeso-remerita, ese que no me dejaba mover los hombros por separado, ese que me obligaba a rascarme la espalda con una regla, ese que me hacía parecer una versión pelirroja y chiquita de Robotina, ese que intentaba esconder debajo de una remera blanca para que mis compañeritos no se dieran cuenta. Pero era obvio que me había pasado algo raro: era una nena de seis años y mi espalda parecía la de un rugbier de treinta y cinco.
Todavía me acuerdo de aquel salto. Estaba en el living de la casa de mi mamá y ella estaba charlando con su prima Marisa. De vez en cuando hacían de cuenta que me miraban pero yo sabía que estaban distraídas porque hablaban como gallinas, así que aproveché la situación para hacer algo que mi mamá no me hubiese dejado. Me subí a uno de los sillones, el más alejado a ellas, y trepé al respaldo. Llegué a la cima, miré hacia adelante y me vi a mí misma en el espejo de enfrente, que cubría toda una pared. Estaba descalza y me aferraba al cuero del sillón con los dedos de los pies. Doblé un poco las rodillas, me puse en pose surfer y miré hacia abajo. Allá, a lo lejos, la alfombra ondulaba como si fuese el mar. Era un mar infinito, ocupaba todo el piso de mi casa. Ahí me esperaban mis amigos peces y cangrejos para bailar y cantar canciones, yo solamente tenía que hacer el salto que había aprendido en natación y traspasar esa barrera de tela azul. Era obvio que la alfombra perdería su consistencia alfombrosa cuando yo la atravesara con mis manos. Sería como cuando Alicia tocaba el espejo y el cristal se convertía en burbuja y le permitía pasar al otro lado.
Miré a mi mamá y a Marisa: seguían charlando entretenidas. Subí los brazos, los estiré sobre la cabeza, entrelacé los dedos y me preparé para zambullirme. Tomé aire y salté. Mis manos tocaron la alfombra pero no la traspasaron, los brazos se me doblaron por el choque, caí sobre uno de mis hombros y me quedé unos segundos en silencio, tirada sobre la alfombra. Mi mamá y Marisa vinieron corriendo y ahí me largué a llorar. Lo que me dolía no era la clavícula —ni sabía que ese hueso existía y recién me enteré de que me lo había quebrado cuando me vio uno de los médicos de la guardia—, lo que me dolía era la traición. Tenía seis años y me sentía una tarada. ¿Por qué ella podía vivir debajo del mar y yo no? Ese día entendí que todas las películas de Disney eran una farsa.
II.
Siempre me sentí mejor en el agua que en la tierra, tal vez porque hago natación desde muy chica. Nunca fui buena en ningún deporte, pero a los doce años decidí empezar a entrenar y ahí, en pleno natatorio porteño, me gustó un chico por primera vez. Tenía uno o dos años más que yo y usaba slip. Se llamaba Ariel. Obviamente mis amigas lo apodaron la Sirenita y no me dejaron de joder durante años.
Jamás me dio bola.
III.
Empecé a inventar historias cuando empecé a viajar. Como en los países asiáticos y africanos todos veían a Argentina como un lugar muy exótico y lejano, me aproveché. Empecé a decir que en Argentina el cielo era verde, el pasto era azul y los árboles crecían de arriba para abajo. Pero mi historia de cabecera fue la que le conté a un marroquí muy denso. Se nos había acercado con el discurso de siempre: “¡Hola amigos! ¡Bienvenidos a Marruecos! ¿Españoles? ¡Ohh, Argentinos! ¡Messi, Maradona! Tengo posada barata amigos, buen precio para ustedes, precio de hermanos. ¿No quieren? Mi madre tiene restaurante barato, mi hermana tiene ropa para Fátima —me señalaba a mí—, mi abuelita hace tours, vamos amigos, ¿qué quieren? Yo les consigo”. Harta de que nos acosara con sus ofertas, le empecé a hablar de Argentina: “¿Sabías que en Argentina hay sirenas?”. Se quedó callado. Me miró. Seguí: “Viven en los lagos del sur, son mujeres despechadas que prefirieron vivir en el agua antes que en la tierra con los hombres… Pero ojo que también hay hombres sirenos, las argentinas tenemos poderes y si nos molestan mucho los convertimos en pescados”. El tipo me miró con cara rara, no respondió y se fue.
IV.
Lo primero que se me viene a la mente cuando pienso en un superhéroe es un tipo con los calzones para afuera, y eso no me parece algo muy atractivo para una nena —aunque a los trece me gustaba un chico que usaba slip, así que tendría que reconsiderar esta afirmación—. Como me costó mucho identificar a mi superhéroe de la infancia, decidí hacer una encuesta. Así que el otro día, en el casamiento de una amiga en Mar del Plata, aproveché el momento del carnaval carioca y los bailecitos prefabricados para interrogar a mis amigos y sus parejas. Me acerqué a Tomi y le largué la pregunta de una, totalmente fuera de contexto: “Tomi, ¿quién fue tu superhéroe de la infancia?”. Y así uno por uno. Me asombró la rapidez y seguridad con la que me respondieron algunos, como si su superhéroe siguiese vigente en su vida, como si se disfrazaran cada noche en la intimidad. Me respondieron cosas como “Súper Ratón”, “Los Gemelos Fantásticos”, “Shira”, “Ásterix, Iron Man y He-Man” (los tres juntos), “Pocahontas”, “El Che Guevara”, “San Martín”, “Mi abuelo” y “Súper Andrusito”. Lo mejor era verlos hacer los pasitos de Luis Miguel con bonetes en la cabeza y bigotes falsos mientras me respondían con total normalidad. Eso es lo bueno de los casamientos: están todos tan en pedo que ni se dan cuenta de lo ridículos que quedan. Pero cuanto más rápido y con mayor convencimiento me respondían, más pensaba en que yo definitivamente no tuve superhéroes en la infancia. Lo más probable es que ni haya tenido infancia. Me gustaban los dibujitos animados pero no era fan de ningún hombre o mujer con superpoderes.
Creo que hice el click cuando le hice la pregunta al uruguayo. Esperaba alguna respuesta al estilo “Super Matero”, pero cuando me dijo que su ídolo era Aquaman sonreí. Claro, el agua. Yo amo el agua y la razón de eso debe estar explicada en mi infancia. Ahí me cerró todo: mi superheroína era la Sirenita. Ella vivía en el mar, podía nadar todo lo que quisiera, se peinaba con un tenedor y cantaba re bien. Me acordé del episodio del salto del sillón. Me acordé de que me gustaba un chico que se llamaba Ariel. Me acordé de la foto que tiene mi mamá en su biblioteca en la que aparezco disfrazada de Sirenita. Me acordé de que varios de mis ex novios me apodaron la sirenita cuando me vieron nadar por primera vez. Sí, definitivamente había sido ella. La Sirenita es la única capaz de explicar todos los traumas, errores y obsesiones de mi infancia, adolescencia y adultez. ¿Y para qué otra cosa sirve un superhéroe, si no?
Ah! no, cómo te voy a hablar de mi superhéroe? no estamos en un matrimonio y no he tomado una gota de alcochol jajaja.
Súper bueno tu relato, me encantó conocer tus historias de peque, adolescente y adulta relacionadas con las sirenas.
Yo no siento que haya admirado a alguien con superpoderes de chica en realidad. Ultramán tal vez? no sé si lo conociste, pero era una serie japonesa antiquísima donde aparecía este personaje que combatía unos monstruos horribles que atacaban la ciudad cada cierto tiempo y yo tenía pesadillas con ellos. No era anime, era con actores de carne y hueso y no sé si eso es mejor o peor jajaja. Nunca más la vi, pero no me he olvidado de la sensación de miedo de ver esos monstruos gigantes y cómo Ultraman siempre llegaba a salvar a la humanidad. Seguro que si la veo ahora me parecerá muy freak! en mis recuerdos lo es 🙂
Saludos!
jajajajajaja muy bueno Aniko! Me reí muchísimo. Me dejás pensando sobre cual es mi superhéroe de la infancia… siempre me gustaron las chicas superpoderosas, burbuja principalmente, pero era un salpicado de las tres… cuando la descubra te cuento!!
Leyendo tu relato me hice recordarme a mi misma si tuve algún heroe o heroína, como tu a mi tambien me encanta el agua, en todas sus versiones, en el oceáno, lluvia, la costa, una alberca, hasta puedo contemplar horas una botella de hielo hasta que se descongele por completo, no creo que Ariel fuera mi heroina, puesto que mi amor por el mar viene de un temor de mi infancia, hasta los 15 yo le tenia pavor al agua, veras cuando yo tenía unos seis… siete años casi muero ahogada en la playa, mi hermano mayor me tuvo que ayudar y me saco a la orilla y durante los siguientes siete años tan solo mirar agua me daba miedo, en casos extremos lloraba y siempre rechazaba cuando mis amigos me invitaban a el rio o las albercas, fué hasta que cumplí 15 que por mi propia voluntad regrese al agua, al principio me aterraba y solo me quedaba sentada en la orilla, tenia siempre en mente que el agua no era tan mala y que no quería vivir estancada en esa mala experiencia de mi infancia, asi que me anime y me sumergí en el agua como ballena xD descubrí ese mundo que tanto habia evitado por siete años, no era tan malo y ahora a mis 17 voy a clases de natación, voy a playas, cuando llueve no salgo corriendo a cubrirme solo camino y disfruto esa sensación de agua sobre mi cuerpo. En conclusion creo que me heroina era cenicienta, por que me gusta el color azul y su vestido me gustaba x’D y tu relato me gusto bastante, tu forma de escribir es tan *-* de grande quiero ser como tu una escriviviente nómada, esperare con ansias tu segundo libro.
Mi superhéroína fue Frutillita, no sé bien por qué. Pero mi mamá me hizo el disfraz cuando tenía 4 años y la sonrisa que tengo en esa foto parece que sea el mejor día de mi vida. Creo que lo que más me gustaba es que me pintara los labios de rojo. No es que ahora me maquille todos los días pero no sé, se ve que me gustaba. No me acuerdo mucho de lo que pasaba en el dibujito de Frutillita pero creo que vivía en una especie de granja donde cultivaba sus frutillas.
La otra gran heroína que tuve ya de más grande fue Tormenta de los X-MEN. Me encantaba como cambiaba el clima a su gusto. Una genia, además de las patadas voladoras que largaba.
Me gusta mucho tu página Aniko. Gracias por compartir. Saludos desde Baires.
http://elhorizontedebel.blogspot.com.ar/
Muy bueno Aniko!! Te visualicé perfecto saltando del sillón esperando que la alfombra se volviese agua. Me dolió la caída. Mi super héroe sin dudas fue Pipi piernas largas. La conocés? Esa que tenía un caballo que hablaba y unas trenzas que rompían la ley de gravedad y por supuesto vestía sus piernas con unas calzas. Pelirroja ella también. La cosa es que cada fin de semana me levantaba temprano para ver una y otra vez la misma película. Me gustaba las aventuras que vivía y como se las arreglaba para superar problemas. Beso grande Aniko!!!
Excelente. Me gustó mucho. Me dejaste pensando en el Tintín y Wolverine, entre otros, jaja.
Mi texto ya lo escribiste vos! Menos en lo del sillón, me sentí muy identificada con todo!!! Tenemos la misma edad, asique La Sirenita nos llegó en el mismo momento de la infancia .. Amo el agua, vivo en ciudad con mar y nado desde los 8. Mi primer «enamoramiento» también fue de un compañerito de pileta que tampoco me dio bola (me rei mucho con esa parte) y mi primer novio, ahora me doy cuenta, se llamaba Ariel jajaja terrible… Ariel (la sirenita, no mi primer novio) siempre fue la única de las «princesas de Disney» que me llamó la atención, tal vez haya sido por todo esto. Saludos, Aniko!
Hola, es la primera vez que escribo en este sitio, pero vengo leyendo tu otro blog desde hace año y medio.
Bueno, en cuanto al tema, voy a separar entre superhéroe y héroe, ya que uno tiene poderes especiales y el otro no necesariamente. Mi súper héroe favorito es Batman; de hecho, él, a diferencia del resto (o de varios de ellos) de los que abundan en cómics, no tuvo un «accidente» o incidente en el que comenzó a tener poderes, si no que es un hombre común y corriente con una doble identidad y una moral algo ambigua. Creo que eso es interesante, no es perfecto, al principio era oscuro y lo movía la venganza pero después fue cambiando. Creo que me gusta eso, los matices que tiene, la complejidad psicológica que posee. Para qué negarlo, la verdad es que me gusta ver películas de superhéroes.
Mi heroína es Bella, de «La bella y la bestia». Siempre fue mi princesa favorita. Ella es muy diferente al resto, de hecho, creo que Disney en ese momento dio un giro en la concepción de los personajes femeninos. No es la típica princesa (de hecho, ella no es de la nobleza) que sueña con el día en que encuentre su príncipe azul. Hasta que no conoce a Bestia y con el tiempo (bastante) se enamora de él, es una mujer independiente, fuerte, con sueños como ver el mundo y no conformarse con el lugar con el que colocaban a la mujer en su época. Además, me identificaba muchísimo con ella por su simpleza y su amor por los libros.
Mi otra heroína es Josephine March, personaje de «Mujercitas»; de hecho, son dos personajes con un carácter similar. «Mujercitas» es uno de mis libros preferidos y lo leí varias veces y creo que a veces tenemos un poco de cada personaje; en mi caso, el gusto por la pintura de Amy (de chica podía pasarme horas dibujando y pintando), la timidez patológica y el amor por la música, especialmente del piano de Beth, y por supuesto, todo acerca de Jo, sus ansias de convertirse en escritora, de viajar por el mundo, y ser libre. En una época en que la mujer sólo podía aspirar a casarse «bien» y tener hijos, Jo rechaza una propuesta de casamiento muy ventajosa por perseguir sus metas de convertirse en escritora y termina enamorándose de un hombre pobre pero pasiones compartidas.
Bueno, creo que me explayé demasiado pero te doy las gracias por haberme hecho pensar de nuevo en esos personajes que descubrí de chica y reflexionar acerca de la importancia que tuvieron en mi vida.
Saludos y felicidades por los blogs.
Yo no recuerdo haber tenido un superhéroe en mi infancia, pero si ahora tengo que eligir mi superheroína sería… Aniko, sin dudas. La conocés? Ella puede viajar por el mundo mientras escribe y quita fotos, todo a la vez. Es genial. Uno de sus superpoderes es poder teletransportarte a cualquier lugar del mundo a través de sus fotos y relatos. 😉
aniko me hiciste pensar en mi superhéroe lo que nunca había hecho, creo que tuve una heroína tmbn de disney ella es Jazmín de ALADINO la cual me encantaba por su forma muy original que salia de todo el contexto particular de princesa por empezar que tenia de mascota a un tigre y que se vestía muy diferente debido a su cultura particular, vivía en un palacio hermosisimo plagado de oro pero ella era una mujer sencilla que no se dejaba llevar por la riqueza ni por el titulo de princesa, la llenaban las cosas simples, tanto que aveces se escapa del palacio para apreciar la simpleza del lugar y fue así que se encontró con un muchacho pobre que le demostró una personalidad diferente que la pudo enamorar y su historia de amor a lo largo de la película me encantaba ademas de toda la fantasía de la alfombra mágica y del genio que era un personaje muy divertido sin olvidarnos del monito la mascota de aladín totalmente fiel a el.
Hola Aniko! tengo que decirte que coincido contigo… La sirenita era uno de mis superheroes de la infancia..pero ahora acordandome bien..fue a partir de los 6 años que me empezó a gustar..a esa edad donde te imponen «ser una princesa que le gusta el principe y que es femenina y linda»….a los 6 años, cuando ya estas en el jardín de niños, ( y en mi caso era de mujeres) y te imponen este estereotipo de niña……..
Pero si me pongo en mi yo esencial aun no contaminado por estos estereotipos, recuerdo que mi superheroe favorito era Alicia, en el pais de las maravillas…Veía la película en VHS cuando tenia entre 3 y 5 años..me gustaba mucho como jugaba con su imaginacion, como sin ser necesariamente simpática (era un poco contestona y malcriada), era considerada una «heroina de Disney»…y sus superpoderes eran su curiosidad y su imaginación!!!!!! ese es mi yo esencial y es por lo cual elijo a Alicia. Es ahora de adulta cuando recapacito y veo que es lo que me define y que no debo esconder.
Un abrazo!
Ay no, Aniko! Ví la foto y entré directamente! LA AMO!!!!!!! Me encanta la sirenita…es la mejor! ajajjaja (Le dedico un tablero en Pinterest) Yo jugaba a que era ella en los veranos. La pelopincho era el mar y «nadaba» con las piernas cruzadas, onda cola..jajajajaja
Ah! Muy bueno el relato! Me encantó!
Aniko! Que risa mientras te leia imaginandote ahí, arriba del sofá, en tu momento de mayor apogeo, antes de saltar al mar y zambullirte… en la alfombra!! me encantó el relato!!
Yo tambien fuí muy de la sirenita, en una piscina de 2 metros jugaba con mi prima a nadar en circulos (y con 20 cm de agua) a grito de «aaaaaaa, aaaaaa, aaaaaa…» (vease-la canción de la peli) un poco desafinado…
Aunque después le fui infiel con cualquier prota guerrera de la nueva peli que viera… muy en mi linea ciclotímica 😉
un abrazo