Cada vez que recorro una ciudad que ya conozco siguiendo la ruta de las papelerías siento que la vuelvo a ver por primera vez. Encontrar estos negocios en París fue como abrir pequeños portales mágicos a una dimensión desconocida. Las papelerías de París me parecieron de las más lindas y cuidadas que vi hasta ahora: cada tienda tiene su sello propio, hay una variedad enorme, mucha producción artesanal y un gran amor por el papel. Los precios son caros, eso sí, pero creo que las papelerías de París son más para buscar tesoros que para llevarse todo (aunque ganas no falten).