La magia de los objetos cotidianos
La consigna era coleccionar objetos mágicos.
Miré a mi alrededor y pensé en agarrar una moneda y decir: «Esta moneda sirve para viajar en el tiempo, si sale cara vas al pasado, si sale cruz vas al futuro. El valor de la moneda determina la cantidad de tiempo a atravesar: puede ser un minuto, un año, un siglo». También podría ver cualidades mágicas en esa pelota de tenis: «Cada vez que rebota contra el piso, del impacto crece una flor», o podría decir que este cenicero tiene poderes: «Si le apoyás un dedo encima te lo encierra, dáselo a un fumador y vas a ver cómo deja de fumar». El papel higiénico también puede ser especial, dicen que hay uno que viene con microcuentos y otro con las respuestas a las principales preguntas de la vida. Y esa botella no es una botella cualquiera, lo que tiene adentro parece agua, pero si la agitás cuatro veces y le cantás un tema de Christina Aguilera, le sale papel picado de colores.
Pero me di cuenta de que la magia de los objetos, de mis objetos, es distinta. Puede que esa moneda, esa pelota, el cenicero o la botella tengan superpoderes que desconozco, pero son objetos con los que no establecí ningún vínculo, son circunstanciales, no están domesticados ni tienen una historia que se relacione conmigo. Por eso, los objetos que considero mágicos son los que elegí llevarme por alguna razón. De este viaje de dos años vuelvo a Buenos Aires con varios. Su magia no es sobrenatural sino cotidiana, está en su historia, en mis razones para comprarlos o para quedármelos —sabiendo que cada cosa que me llevo es algo más para cargar en la espalda— y en las emociones o recuerdos que me evocan cuando los miro o los toco.
* La lapicera-Magritte
– Lugar de adquisición: Bruselas, Bélgica
– Superpoder: me inspira a dibujar
Encontré esta lapicera en uno de los lugares que más me gusta frecuentar en Europa: las tiendas de los museos. En este caso, del museo Magritte en Bruselas. La compré porque sentí que no podía no comprarla: ¿una lapicera con forma de pomo de pintura? La necesito. Ahora me doy cuenta de que simboliza las ganas que tengo, hace tiempo, de volver a dibujar.
* La A
– Lugar de adquisición: Biarritz, Francia
– Superpoder: me ayuda a desbloquearme
Ya hablé de esta A. La compré en mi papelería preferida de Biarritz la tarde en que vi el abecedario de madera más lindo de mi vida. Quise llevarme todas las letras, pero me contuve y me fui con la A: la inicial de mi nombre, la primera letra del abecedario, el punto de partida de todas las palabras. Está guardada en mi cajita beatle, otro objeto mágico que ya les presenté.
* El ojo que mira distinto
– Lugar de adquisición: Bruselas, Bélgica
– Superpoder: me muestra otros puntos de vista
Este ojo también me esperaba en la tienda del museo Magritte. Tiene espejos en su interior y varios agujeros por donde mirar, así que te muestra la realidad desde otras perspectivas. Algo necesario para mi día a día.
* Los llaveros de la casa-cueva
– Lugar de adopción: el buzón de mi casa en Biarritz
– Superpoder: convierten casas en hogares
Estos llaveros llegaron a mi casa por correo: me los mandó de regalo una lectora que vive en Florida. Aparecieron justo: después de muchos meses de viajar sin llaves, había frenado en una casa, tenía dos llaves a mi cargo y no tenía llaveros. El de Mickey se convirtió en el llavero de la puerta de entrada de la casa de Biarritz, y el de Minnie fue el de la puerta de entrada a mi cuarto (o casa-cueva). Cuando devolví las llaves me quedé con los llaveros: tienen el poder de convertir cualquier lugar en un hogar.
* El set de dados experimentales
– Lugar de adquisición: Barcelona
– Superpoder: toman decisiones
Los compré en Barcelona porque me gustaron los colores y justo andaba buscando un set de dados para hacer viajes experimentales. Ellos son los que deciden, en muchas circunstancias, por qué calle caminar o en qué estación bajarme.
* Las matrioskas de Francia
– Lugar de adquisición: Riquewir, Francia
– Superpoder: dan frío con solo mirarlas
Las vi una tarde de diciembre en un pueblito de la Alsacia francesa. Están hechas a mano por un ruso que vive en Francia, se las compré unos días antes de Navidad. Ahora, estas matrioskas me recuerdan esa caminata por las calles empedradas, mi primera navidad en Francia, las veredas llenas de nieve y el frío que tuve en los pies.
* Los dados de Keri Smith
– Lugar de adquisición: Madrid
– Superpoder: me orientan cuando no sé qué hacer
Encontré el libro «Living out loud» de Keri Smith en los estantes de la librería La Central de Madrid, una de mis preferidas en el mundo. Es uno de sus primeros libros y está lleno de ideas, historias e inspiración para vivir de manera creativa. Trae varios elementos para recortar y armar, como estos dos dados. Los tengo siempre a mano y sigo sus órdenes: «Dream big», «Nap fearfully», «Play wildly».
* El frasco de gomitas
– Lugar de adquisición: Biarritz
– Superpoder: me transportan a mi infancia
Este fue el objeto que más tardé en comprar: el frasco con gomitas de zorrito. Lo descubrí en la papelería de Biarritz y me encantó, pero lo sentí como un capricho. No necesitaba gomas de borrar, tampoco pensaba usarlas si las compraba, y ya estaba juntando demasiadas cosas. Pero ese sonido seco y blandito que hacía cada vez lo agitaba y ese olor a infancia empezaron a perseguirme hasta en sueños. Un día saqué un papelito de la bolsa de 100 ideas y la consigna decía: «Comprá algo barato que simbolice tus ganas de crear». Y dije listo, si Keri Smith me da permiso, y me lo compré.
* Washi tapes de Japón
– Lugar de adquisición: internet
– Superpoder: sirven para pegar todo
Las washi tapes son las cinta-scotch o cintas de enmascarar con dibujitos. Shinzi Katoh, un artista japonés que me gusta mucho, suele poner sus dibujos en estas cintas. Empecé a buscar en Etsy, de curiosa nomás, y me encontré con estas washi tapes: una con los gatitos de Shinzi Katoh y otra con puntitos de colores. Las pedí junto con una más, de elefantitos, para mandarle a una amiga por correo. Tardaron bastante en llegar, pero ahora las uso siempre, cada vez que quiero pegar un papelito suelto en alguna de mis libretas.
* El lego amarillo
– Lugar de adquisición: una vereda de Barcelona
– Superpoder: me hace cuestionarme nuestra relación con los objetos
Lo encontré una tarde en Barcelona, unos días después de haber encontrado una pieza de rompecabezas. Lo primero que me pregunté fue como habría llegado hasta ahí: ¿se le había caído de la mano a un nene? ¿lo había tirado al piso apropósito? Después pensé: «Las cosas abandonadas van pasando de mano en mano, se resetean cuando cambian de dueño, van reescribiendo su historia, se presentan anónimas, puro presente, con un pasado que sólo se puede intuir, imaginar o inventar» (el resto de este texto está en Viajando por ahí). Los objetos vienen con historias que nosotros desconocemos, para nosotros empiezan a existir cuando los compramos o los encontramos, pero si hablaran tendrían tanto que decirnos…
* El paraguas de Alicia
– Lugar de adquisición: Bruselas
– Superpoder: me protege de la lluvia
Me gustan los pins, aunque no tengo muchos. De vez en cuando veo alguno que me gusta y me lo llevo. En la mochila grande tengo uno con un dibujo de los Beatles en Yellow Submarine, en la mochila chica tengo este, el paraguas de Magritte. También lo compré en la tienda del Museo Magritte en Bélgica, lugar que les recomiendo mucho. Desde que lo puse en mi mochila, las cosas nunca se me mojaron cada vez que llovió. Y eso que no tengo cubremochila.
* El lápiz mágico
– Lugar de adquisición: una vereda de Londres
– Superpoder: escribe libros solo y arregla sandalias
Estábamos caminando por Londres cuando vi un lápiz tirado en la vereda.
—Mirá, me encontré un lápiz mágico —le dije a L.
—¿Ah sí? ¿Y qué hace?
—Escribe mis libros solo.
Ojalá fuese tan fácil. Me lo guardé en la mochila y seguimos caminando. Al día siguiente, a L. se le rompió una ojota (sandalia, flip-flop, como se diga) mientras caminábamos por Notting Hill. Se le había salido la tira que va entre el dedo gordo y los demás, y le resultaba imposible caminar así. Necesitábamos algo puntiagudo para hacer el arreglo. Saqué el lápiz. Con eso y un pedacito de madera, la arreglamos. Viste que era mágico.
* El amiguito
– Lugar de nacimiento: Rosheim, Francia
– Superpoder: me recuerda a una amiga
Los regalos que más feliz me hacen son los libros, los cuadernos y las cosas hechas a mano. Este bichito peludo me lo hizo una amiga francesa para que me lo lleve a Buenos Aires. Ya le encontraré un rinconcito en mi escritorio, y cada vez que lo mire me acordaré de ella.
* La taza del Principito
– Lugar de adquisición: St Jean de Luz, Francia
– Superpoder: hace que el té sea más rico
El Principito es uno de mis libros preferidos. Lo leí varias veces, en etapas distintas de mi vida, y siempre le encontré algo nuevo. Ahora lo estoy leyendo en francés. Además de la historia, me encantan los dibujos y no puedo resistirme cuando veo algún objeto con esas ilustraciones. Vi esta taza por primera vez en una tienda de Biarritz. La quise, pero enseguida mi censor interno dijo: «Pf, no ves que es para nenes, ¿para qué querés algo que no es para tu edad?», así que la dejé ahí. La volví a encontrar en una tienda de St Jean de Luz y esa vez sí me la compré. Estaba tan emocionada que pagué y me olvidé el celular en el mostrador. Volví a los cinco minutos y estaba ahí. Ahora, esta taza es mi taza. La uso para tomar té mientras escribo y, cada vez que se termina, en el fondo aparecen tres pájaros.
* Mi bus rojo de lata
– Lugar de adquisición: el aeropuerto de Londres
– Superpoder: es la caja de lata más linda del mundo (y me permite guardar el resto de mis objetos)
Me encantan las cajas de lata. Tema aparte que da para post. Me encantan las cajas en general, soy muy de organizar en cajas. Antes me las fabricaba y las decoraba, después empecé a viajar y tuve que olvidarme de todo ese mundito. Durante varias semanas estuve en busca de la caja de lata perfecta para guardar mis postales y otras cositas que tengo sueltas, como el resto de estos objetos. Vi algunas cajas en Francia pero ninguna me convencía. Tenía que ser amor a primera vista. Después me olvidé y, como suele pasar, me encontré con esta cuando menos la buscaba. Estábamos haciendo tiempo en el aeropuerto de Londres, a mí me habían quedado unas libras en monedas y quería usarlas, así que me puse a mirar una de las tiendas. Cuando vi esta caja me paralicé. Fui corriendo a donde estaba L. y le dije: «Vení, vení, ¡acabo de encontrar la caja de lata más linda del mundo!». Me la compré sin pensarlo. Llegué a Francia, le saqué las galletitas que venían adentro y enseguida le puse todas mis cosas. Cada vez que la abro me transporto a otro mundo.
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Todos los objetos que poseemos tienen magia. No es difícil encontrarla: solo piensen en la historia invisible que tienen escrita.
Este post forma parte de la serie #100ideas que hago a distancia con Carolina Chavate. Cada semana sacamos un papelito de la bolsita mágica de Keri Smith, cumplimos una consigna y la volcamos en nuestros blog. Pueden leer acerca de los objetos mágicos de Caro en su blog.
Que hermoso post! Gracias por compartir la magia de algunos de tus objetos tan queridos. Voy a empezar a ver a los míos de otra manera, ojalá les encuentre alguna historia. Saludos
seguro que sí, todos los objetos tienen su historia 🙂
Me encantó! ♡ Pido el post sobre las cajas de lata 🙂 Saludos Aniko!
para eso tengo que volver a Buenos Aires, mis cajas están allá!
Que lindo! me encanta lo que escribes. Tu le das valor a esos objetos, sin ti solo serían objetos y nada más!. (hago lo mismo :P). saludos!!
Yo tengo la misma caja de lata! Me la envió una amiga que vive en Inglaterra, y la amo!!!
Qué buen regalo te hizo tu amiga, es la caja de lata más linda!
Hola Aniko!! Este es el primer post que he leído de «tu otro blog» y me gusto mucho por que los objetos son muy muy importantes, ya te ayudan a preservar tus memorias: los recuerdos de un viaje, tu chamarra favorita, una carta de amor o una fotografía… cuando desaparecen empiezas a olvidar poco a poco ¿no te parece?
Saludos desde México!
Sí, yo uso los objetos y la escritura para recordar!
Wow! Me encanta tu forma de escribir, cada vez que te leo me «transportas» a un lugar mágico, un lugar donde las cosas cotidiadas se convierten en algo más.
Gracias por compartir.
gracias por tu comentario 🙂
Que lindo! Haces que todo tenga magia al leerte! Mientras leia, sola en casa esta tarde de sábado, iba haciendo una lista mental de mis objetos mágicos: una taza, piedritas de colores de lagos del sur, un pedacito de tronco petrificado (shhh eso no se podía levantar del parque nacional!!), un trébol de 4 hojas plastificado…etc…. Al terminar de leer sonó la alarma del horno al apagarse. Entonces fui a la cocina para sacar del horno el budín de banana y arándanos (no se si pega pero era lo que tenía en casa). Un olorcito característico a budín recién horneado de frutas perfumaba toda la casa…. de golpe ese instante también fue mágico! Saludos desde Agentina!
Que lindo! Me encanta ver los objetos cotidianos como cosas magicas, yo hago lo mismo! Aproveche a seguir algunos de tus pasos e ideas para ver el mundo ahora que emprendi mi primer viaje sola, estoy en Irlanda, y leer tus posts me entusiasma a sacarle jugo a este viaje y animarme a escribir cada vez mas y explorar mi lado creativo!! Gracias Aniko! A seguir escribiendo! Saludos!! 🙂
Me encantó!!! Demuestra cómo algo muy simple puede convertirse en mágico… un objeto, un momento, lo que sea… lo importante es lo que a uno nos hace sentir y lo que en uno genera… Me encanta leer tus post, realmente generás mucho con tu escritura! Sos una artista y gran escritora… con un simple tema, con una simple palabra tenés el poder de escribir cosas maravillosas! Te sigo siempre Aniko! Y deseo que el camino nos cruce 🙂
Me encantó este post! Yo también tengo algo con los objetos, las tazas, quisiera tener una colección, pero de las que inspiran en verdad. Realmente los objetos tienen la facultad de recordarte momentos de tu vida. 🙂