La carta es uno de mis formatos preferidos para escribir, supongo que porque tiene un destinatario al que, en general, suelo conocer bastante bien. Cuando escribo un texto tengo que pensar en los posibles lectores, quiénes serán, les interesará lo que cuento, se sentirán identificados. Con las cartas sé a quién me dirijo, tengo un solo lector importante, y eso hace, a veces, que sean más fáciles de escribir.

Al respecto, un muy buen consejo que leí en “Bird by bird”, de Anne Lamott: “Cuando no sabés que más hacer, cuando estás realmente bloqueado y lleno de desesperación y odio y aburrimiento, pero no podés dejar tu trabajo por un tiempo y esperar, intentá contar parte de tu historia —o la historia de tu personaje— en forma de carta. (…) Dirigí la carta a tus hijos, si los tenés, o a una sobrina o sobrino, o a una amiga. Escribí el nombre de esa persona en la parte superior de la hoja y, en tu primera linea, explicale que vas a contarle parte de tu historia, confiásela, porque esta parte de tu vida es muy importante para vos”.

Hace unos días, leyendo la revista Flow —mi obsesión para el museo—, encontré un ejercicio que me gustó mucho. El artículo hablaba acerca de los duelos, cómo cada cual maneja la muerte de una persona cercana de manera distinta. Marqué esta frase: “En realidad, lo que buscás, como muchos otros que perdieron a un ser querido, es una manera de reconectar con alguien que ya no está físicamente presente”. En los últimos dos años y medio perdí a tres personas que quería mucho y lo que más sufrí durante el duelo fue saber que ya no podríamos tener conversaciones nuevas, que no volveríamos a hablar. La coach del artículo propone: “Escribile una carta a la persona que perdiste y contale todo lo que pasó desde que no está”. Dejá pasar un tiempo, dice, y escribí lo que esa persona te hubiese respondido. “Puede ser muy sanador”, concluye.

Este disparador pertenece a la revista Flow International número 12 y forma parte del proyecto mensual “30 días de escribirme”. Cada día durante 30 días compartiré una consigna o disparador corto para que escribas un texto en tu cuaderno, computadora o blog. La idea es que lo uses para entrar en calor la mano y generes el hábito de escribir todos los días. No es necesario empezar con grandes temas ni escribir durante horas. Estos ejercicios están pensados para hacerse entre 15 y 30 minutos, pero cada cual puede usar el tiempo que quiera. Podés ir viendo los disparadores de este proyecto acá. Si querés compartir tu texto en alguna red social, podés usar el hashtag #30díasdeescribirme. También podés publicarlo en los comentarios de este post.