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¡Hola! Estoy siguiendo este challenge -no religiosamente, ya que algunas consignas ya las hice antes o no me convencen mucho- de 30 días, pero a mí manera. Quiero llegar a cumplir con 100 prompts (no uno por día, si no varios). Y me vino bárbaro tu blog. Lo estuve revisando y no sólo quedé encantada por la estética adorable si no también por el contenido. Seguí así 🙂
http://liniang.tumblr.com
Hola Liniang, bienvenida!
Me alegra que estés siguiendo el proyecto y que lo hagas a tu manera. Los disparadores son sugerencias, una excusa para que usen una parte del día y escriban. Éxitos con los 100 prompts!
No eran más de las 9 de la noche, y yo recién me despertaba. Weird. Al parecer la pastilla para tranquilizarme funciono con creces.
Es increíble como uno reacciona sin pensar ante ciertas situaciones, y después con el pasar del tiempo, suele arrepentirse.
Hace un par de horas estaba en el policía, sentado junto al carnicero borracho con el que acababa de discutir. El loco dio una versión completamente distinta a la mía, donde yo era el culpable de todo. ¿Sos joda? el que acababa de volver del hospital era yo, el que estaba sobrio era yo, el que seguía nervioso, con el brazo vendado y sin remera era yo! Sin remera??? , es verdad, ¡estaba sin remera! Se la quedo la enfermera que me hizo los 3 puntos en el brazo.
– La tengo que confiscar para evidencia, me dijo.
Obvio que le creí. Pero ahora me doy cuenta que me clavo un chamullo increíble. Se aprovechó de que mi viejo y yo estábamos súper nerviosos y, aun asustados. Menos mal que vinimos en el auto nuestro y no esperamos a la policía me traiga. No íbamos a dejarnos ayudar, hace media hora me reventaron la cara contra el suelo supuestamente “para defenderme”.
Defender es la palabra clave en esta mini anécdota. El “carnicero” ebrio, me clavo el cuchillo porque yo intente defender a mi tío, que quedo en el suelo después de pegarle una patada ninja en el pecho a este señor. Si, el que quedo en el suelo fue mi tío, no el carnicero (skills). El tema es que previo al NO exitoso kung fu movement, el ebrio en cuestión, había chocado con su r-12 a una pobre señora en moto que, con todo respeto, esperaba que el carro fúnebre que trasladaba a mi abuelo pudiera salir sin problemas de la casa velatoria. Mi tío, por defender a esa señora, se metió al auto del borracho y le saco las llaves para que no se escape, el carnicero saco un cuchillo y empezó a perseguirlo., ahí es cuando yo intente defenderlo y me cortó el brazo.
A mí no me gustan los velatorios, son aburridos, tristes, nunca pasa nada interesante como para contar después, pero es el de mi abuelo, tengo que ir. No pienso estar más de 1 hora, así que voy a ir con la remera de Holanda y los botines, saludo a todos, abrazo a mi abuela y me voy a jugar al futbol con los chicos.
Es enero, un calor increíble. Plena temporada.
Uff Ani! este es difícil, no sé si lo entendí bien , pero aquí va:
Estoy tomando el bus llorando, sobre la séptima, con frío.
De un momento para otro empiezo a revivir ese momento y no sé cómo salir de ahí , ya no estoy tomando el bus, estoy bajando las tres escaleras, son las 7:10 cuando miro el reloj, en ese momento comienzo a bajar las escaleras del edificio, miro mi celular y son las 7:08 .
Ahora, dentro del ascensor voy subiendo al segundo piso, la puerta está cerrada pero cuando vuelvo a abrir los ojos estoy caminando por el corredor.
Lo vuelvo a ver.
Está ahí sentado con su computador, son las 7:00.
Intento decirle con mayor definición y con una voz no temblorosa que lo que me dijo no estuvo bien. él se levanta y me toma de la mano, ahora estamos en la sala acostados en la alfombra mirando al techo, los dos exhaustos de trabajar. El me dice que le da mucha rabia que yo esté ahí invadiendo su privacidad, me dice que debo preguntarle antes de asumir que él quiere estar conmigo. Eso me hiere profundamente, pero como aún el dolor no está causado , ya no siento el dolor.
Nos levantamos, caminamos por el pasillo, bajamos el ascensor, bajamos las escaleras y ahí salimos del estudio donde trabajamos a unos cuantos pasos de distancia. Me despido y voy hacia la séptima porque no quiero subir y que minutos después baje de nuevo llorando.
Estoy internada en terapia intensiva. Es febrero de 2007 y transpiro acostada entre esas sábanas gastadas. Los médicos están analizando si me tienen que sacar el bazo. Consultan con un cirujano. Un médico de treinta y tantos años, más moderno, dice que todavía no. Que es mejor esperar. Que puedo hacer meses de reposo y conservarlo. Que soy joven aún. Es verdad, tengo 19 años.
Pero a mí lo que me duele profundamente no es el bazo sino el hombro izquierdo. Por eso estaba hace un rato despierta y acostada con un radiografo encima mío. Me veía reflejada en la máquina. Hacía un ruido raro.
No tengo miedo. Lo peor ya pasó y estoy viva. Pienso en qué bombacha me habré puesto. Y confirmo que es al pedo. A diferencia de lo que nos dicen nuestras madres desde que somos niñas, si tenés un accidente lo que menos importa es el color de la bombacha que tenés puesta.
Cómo fui a parar al Hospital de Gonnet no lo recuerdo. En la imagen que se me viene a la cabeza yo estoy tirada sobre la rambla del Camino Centenerario. Me quejo del dolor del hombro izquierdo y pregunto por mi novio de ese momento. Escucho una voz de una mujer mayor que me dice que está bien pero no le creo. Hasta que no lo escucho a él, no creo en nadie.
-Amor, estoy bien-. Escucho desde lejos.
Sigo quejándome del hombro y me duele la zona pélvica también aunque pienso erróneamente que es porque estoy indispuesta. Luego sabré que en realidad el dolor del hombro era un reflejo del bazo y el dolor intenso de la pelvis una hemorragia interna como consecuencia de la rotura del bazo.
-¡Saquenla del hormiguero, por favor!. Tiene la cabeza llena de hormigas -escucho que grita otra voz mientras suena cada vez más fuerte la sirena de una ambulancia.
Pero unos minutos antes de eso yo sólo escucho un estruendo ensordecedor, siento un golpe furioso que me empuja para el costado y veo la oscuridad total.
Era un día de verano en la Ciudad de La Plata; el sol inmenso encandilaba.
qué fuerte! muy buena!
Pingback: Día 14: Un evento de atrás para adelante – kath
Pingback: 30DE – Día 14 – Ori Marinig
Aquí va la mía (https://viviendoacontramano.wordpress.com/)
Estoy acostada en la cama, intentando calmar a mi tía que quiere tomarme la presión pero está más nerviosa que yo. Ya me lavé la sangre que tenía en el brazo, la nariz me duele, pero no tanto como dicen que duele cuando se fractura.
Me levanto camino hacia atrás y me encuentro en el baño, tranquilizando esta vez a mi mamá que no entiende qué pasó. Yo en realidad tampoco entiendo bien. Me estoy lavando el brazo, cierro el agua, levanto la cabeza y miro el espejo. Está todo bien, qué pasó? Escucho el escándalo afuera del baño. Salgo caminando hacia atrás, llego al gargage, veo a mi primo con los ojos descolocados, golpeando su cabeza en el volante del auto, y el auto que se va hacia atrás. Escucho entonces los chirridos de las ruedas del auto y pienso “están asaltando a mi primo”, pero no, el auto choca la puerta del garaje y yo estoy detrás.
Silencio, estoy sacando las trabas de la puerta del garaje para que mi primo entre el auto, en el medio lo escucho jugando a acelerar. Me subo al auto con mi primo y buscamos a su amigo. Volvemos al garaje a tomar y charlar, la noche recién comenzaba.
Pingback: Día 14: escribí un evento de tu vida de atrás para adelante – Welcome to the world of OZ
Bueno, hace tiempo que vengo mirando el blog (lo conocí por el de viajes). Me encantó está propuesta, así que es la primera que me animo a compartir…
Ella está sentada en el inodoro, desnuda, con la pierna envuelta en nylon para evitar que ablande. Con una jarra de leche se tira agua sobre el cuerpo, mientras con la otra mano se pasa el jabón. Las lágrimas se mezclan con el agua.
Al bajar del auto el padre la acompaña hasta la puerta. Mira la escalera como el alpinista que mira la montaña. ¿Seré capaz? La única regla es no apoyar la pierna derecha -y no caerse -, pero a fuerza de brazos logra el cometido. Se desploma sobre el sillón y de repente se da cuenta que precisa un baño urgente. Aunque no debería, para no estropear el yeso. Se niega a ser débil, a no poder hacer cosas normales.
– ¿Qué haces tomando coca? Mira que por un pelito no pasas al quirófano
Los traumatólogos siempre tan amables. Le confirma la lesión y ahora hay que esperar al yesero. El celular no tiene batería, no puede seguir informando a sus amigas como va todo. Se siente sola, aunque el padre esté ahí al lado.
– ¿Dónde estás hija? No te veo
– En la sala de espera, todavía no me vio el médico.
– Ah, pensé que seguías en la cancha, me vine hasta acá. Bueno, demoro un ratito en llegar.
Camino Carrasco es una calle siniestra, destrozada por el paso de camiones y la inexistente reparación. Ella va en el asiento de atrás para poder estirar la pierna, pero casi que la lleva en el aire. Cada pozo es una puñalada al tobillo. Seguro es un esguince, repetían todas.
Ella desespera, sus compañeras no corren y el otro equipo las pasa por arriba. Atacan, pierden la pelota, y ellas corren, y le meten un gol. Y otro. Y otro. Al próximo salgo como sea, se dice. Como era de esperar, vuelven a perder la pelota. Una de ellas corre y se la pasan bombeada. Y ella sale del área para interceptar el pase. Corre y se tira. Sabe que no llega a agarrarla, pero la cachetea. Y cae, cae mal. Y la pierna derecha queda abajo del todo. Y se escucha el crack. Y grita. Y vienen todos.
Lo importante es salir de la zona de confort, dijo entre una cerveza y otra.
De adelante hacia atras quieres decir? Porque de atras para adelante es la dirección normal de los eventos en el tiempo.
Hola Verónica,
Quise decir “en orden inverso”, y toda la vida le dije a eso “de atrás para adelante”. De todas maneras, es cierto que si lo pienso de manera literal, es como vos decís. Quizá es una traducción errónea del inglés, donde se dice “back to front” para decir que algo está en orden inverso.
Creo que, igualmente, se entendió el significado. 🙂
Saludos!